lunes, 24 de febrero de 2014
Capítulo dos
Conoció a X en la Universidad, donde
estudiaba para Técnico de Normalización y Cohesión Social. Se fijó
en él por primera vez en la clase de Planificación Social de la
Verdad. El profesor había estado hablando sobre la claridad de la
verdad, claridad que en Inopia significaba literalmente “sin
sombras”, y había dicho que para clarificar la verdad era preciso
la Planificación (literalmente convertir en un plano). Había
proyectado una diapositiva con el esquema, síntesis de nuestro
escudo, de la estructura social de nuestro país.
X se levantó en el turno de preguntas
y dijo:
-Según usted nuestro mundo es plano y
por eso claro, de ahí la necesidad de planificación constante de la
verdad, que es siempre “claramente social”, pero si giramos el
esquema que usted nos muestra de frente, es decir, si adoptamos otro
punto de vista, podríamos observar que lo que parece plano podría
tener algunas dimensiones hasta ahora no observadas o, al menos, no
descritas...
-¿Zonas oscuras? Bueno ya conoce
nuestras verdades institucionalizadas acerca de la perversidad de las
zonas oscuras. No obstante, usted sabe que puede constituir un
partido teórico-político para defender su opción, nuestra perfecta
democracia se lo permite...
-¿Se lo puedo mostrar?
Y sin dar posibilidad de negación al
profesor avanzó hasta el proyector introduciendo su lápiz USB. En
la pantalla apareció la siguiente imagen:
-Observen todo lo que no puede verse desde
un punto de vista frontal. Esas zonas oscuras, es decir, invisibles
desde un determinado punto de vista pueden, sin embargo, captarse desde
otro.
-Pero, no necesitamos tantos puntos de
vista, eso no es bueno para la normalización y cohesión social. En
cualquier caso, querido alumno, como ya desarrollé en mi
disertación, las verdades no institucionalizadas tienen posibilidad
en nuestro sistema de...
-institucionalizarse... sí, ya...
siempre que acepten clarificarse, es decir, someterse al único punto
de vista...
-...de la colectividad, no lo olvide.
-... mediante la planificación, etc. Y esa es precisamente la
trampa, porque una ver planificadas pierden su capacidad renovadora.
El escritor pensó que aquellos
planteamientos apuntaban mucho más allá de los habituales de los
críticos, renovadores y revolucionarios al uso, ya que ponían en
cuestión el sistema por el que en Inopia, país de la democracia
perfecta según sus autoridades, se permitía que “la creatividad
de los de abajo renovara constantemente las instituciones permitiendo
la participación de todos”, según el repetido eslogan.
-Supongo que es consciente -dijo el
profesor en un tono repentinamente amenazador- de que está
planteando una sombra de duda...
“Sombra de duda” era una expresión
que a todos nos repelía. Se hizo un silencio tenso que el profesor
destensó con maestría.
-Lo terso, liso y claro, es decir, lo
limpio... la duda ensucia con innecesaria ambigüedad, es vicio de
individualismo, nosotros creemos en el pensamiento colectivo. Ya
conocen la paradoja de Ygor, el eslogan que renovó nuestro arte
publicitario dando paso a una nueva época: es necesario planificar la
evidencia, la apariencia es la realidad... La clase ha terminado.
Les espero mañana. Tenga ustedes un claro día.
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